Barcos de leyenda
En nuestro post de hoy retomamos la sección “Barcos de leyenda”con tres navíos: el High Aim Six, el Baychimo y el Flying Dutchman. Conoce su historia.
El High Aim Six
El High Aim Six fue un barco pesquero taiwnés de 20 metros de eslora que zarpó de la ciudad de Liuchu en octubre de 2002. Mucho tiempo después fue encontrado a 6.500 kilómetros más lejos de donde se suponía que debería estar. De la tripulación ni rastro. El timón estaba bloqueado y los motores parados. Tras un examen exhaustivo no se encontró ningún motivo para su abandono ni signos de lucha. Los objetos personales de la tripulación estaban todos a bordo. Por todo ello se descartó la opción del motín, ya que los amotinados se lo habrían llevado consigo. Lo único que faltaba era la radio de alta frecuencia. Este hecho hizo pensar en un ataque pirata, pero tampoco cuadraba.
La tripulación pudo haber huido en el bote que faltaba pero nunca apareció pese a la intensa búsqueda.
El High Aim Six acabó siendo hundido en el mar llevándose consigo todos sus secretos.
El Baychimo
El Baychimo zarpó por primera vez en 1920. Este barco se usó normalmente para el intercambio de pieles con los Inuits, al norte de Canadá. En 1931 quedó atrapado entre los hielos de Alaska. Tras varios intentos fallidos por rescatarlo, la tripulación fue evacuada y el barco abandonado a su suerte. La compañía propietaria del barco, la Hudson Bay, creyó que no sobreviviría al invierno, pero se equivocó. El Baychimo permaneció a flote y a la deriva en aguas de Alaska durante 38 años. La última vez que se avistó fue en 1969. Actualmente se cree que se hundió por efecto de alguna tormenta.
El Flying Dutchman
La historia de este barco ha inspirado películas, cuadros y hasta óperas. El Flying Dutchman se nombra por primera vez, a finales del siglo XVIII, en un libro de viajes de George Barrington. Cuenta la leyenda que este barco, capitaneado por Van der Decken, partió de Amsterdam a la India. Durante el trayecto fue sorprendido por una tormenta cerca del Cabo Good Hope. Van der Decken se volvió loco en su afán por cruzarlo. De hecho, mató a su primer oficial. Al final, y tras muchas peripecias, el barco se hundió.



