Cruzar el Atlántico a remo.
Todos sabemos lo complicado que puede llegar a ser navegar, incluso aunque nuestra embarcación esté equipada con la última tecnología. Ahora imagina lo que podría ser cruzar el océano Atlántico con la única propulsión de tus propios brazos y los de tus compañeros ¡cómo los condenados a galeras!
Pues esta locura, o lo que cualquiera juzgaría como tal, se da cada dos años en una de las competiciones más exigentes del mundo: el Atlantic Challenge.
Este desafío enfrenta a 16 equipos internacionales que tienen que llevar de un lado al otro del Atlántico una embarcación de remo de apenas 7,2 metros. En la travesía, estos locos-valientes se enfrentan a peligros tan variados que van desde los tiburones a los inmensos cargueros que pueden pasar por encima de ellos literalmente en cualquier momento. Tampoco podemos olvidar el mayor de los peligros: el clima. Cuando navegas a bordo de un bote tan pequeño, el riesgo se multiplica exponencialmente, su único recurso es introducirse en la cabina insumergible de la que está dotado y esperar a que se de la vuelta por sí solo.
La salud también se ve resentida, obviamente. Desde lesiones musculares, llagas, erosiones, quemaduras… todo puede pasar en el bote después de remar horas y horas.
Si os estáis preguntando cuanto se tarda, os diremos que la horquilla es muy amplia. En anteriores ediciones la diferencia entre el ganador y el último clasificado fue de 39 días, es decir, mientras que el primer clasificado empleó 40 días, su competidor tardo casi 80.
photo credit: Massachusetts Office of Coastal Zone Management via photopin cc


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