El Caleuche: barco fantasma
Hoy retomamos nuestra sección de barcos fantasmas con el chileno Caleuche y el Holandés Errante.
El origen no está demasiado claro, algunos hablan de un barco que naufragó en las costas del archipiélago de Chiloé, otros dicen que está vinculado con los navíos españoles hundidos en el Estrecho de Magallanes pero, los más, lo relacionan con el famoso barco fantasma europeo por excelencia: El Holandés Errante.
La leyenda del Holandés Errante.
Corría el año 1641 y Willem van der Decken era un intrépido capitán holandés que surcaba los mares bajo cualquier tormenta o en cualquier situación en la que el resto de los marinos se quedaban en puerto. La explicación es que hizo un pacto con el diablo por el que, aunque Dios pusiera obstáculos insalvables en su camino, podría navegar siempre. Dios se enteró de su afrenta y condeno al barco y su tripulación a vagar por los siete mares durante toda la eternidad.
Otras versiones hablan de otro capitán que juró que doblaría el Cabo de Buena Esperanza a través de una tormenta aunque ello suponiera enfrentarse al juicio final. También existen otras teorías menos aceptadas pero igualmente terribles como la de una epidemia que contagio a toda la tripulación (haciendo que ningún puerto les permitiera desembarcar) o la de un terrible crimen cometido a bordo.
El Caleuche.
Si sobre el barco holandés existen múltiples versiones e interpretaciones de la leyenda, el chileno no se queda atrás. Desde las teorías que el Caleuche dicen que es un buque que recoje las almas de los navegantes ahogados y los rescata llevándoles a una fiesta eterna con un baile sin fin, a las que dicen que era un barco que atraía a los marineros y pescadores hasta él con una dulce música y los obliga a servir como esclavos por la eternidad o la teoría que dice que es un barco de brujos contrabandistas con el que los prósperos comerciantes chilenos hacen un pacto a costa de hacerles oscuros favores.
Sea cómo fuere, la historia tenebrosa de estos dos barcos fantasma está vinculada para siempre y, en ambos casos, se dice que el que tenga la desgracia de cruzarse en su camino sufrirá terribles males y perderá la cordura.
Ya sabéis, marineros, si en el horizonte veis recortarse la figura de un velero, virad hacia otra ruta más segura.







