¿De dónde surgen estas gigantescas masas de hielo que viajan por los océanos?
La explicación se encuentra en los glaciares que se forman en las regiones polares. Debido a su peso y el efecto de la gravedad, se van desplazando por la superficie en dirección al mar y, cuando llegan él, un fragmento se desprende. En el momento en que una parte del glaciar se adentra en el agua y flota, el hielo se vuelve más inestable y se abren grietas que, poco a poco y con la ayuda de las tormentas, cambios de temperatura y movimientos tectónicos, llegan a la base del bloque y provocan que se formen los icebergs. Una vez en el agua, la menor densidad del hielo (900 kg/m3) en relación al mar permite que floten.
La mayor parte de los icebergs se originan en zonas cercanas a los polos y posteriormente viajan a la deriva (a una velocidad media de 0,7 km/h) hacia latitudes menos extremas empujados por las corrientes marinas, como la de Labrador, que traslada los bloques de hielo procedentes de Groenlandia. Los icebergs pueden tener una vida de hasta diez años antes de quedar derretidos(poco a poco se van desgranando en pequeños trozos de hielo llamados growlers) y llegan a alcanzar longitudes de decenas de kilómetros, aunque sólo una octava parte emerge a la superficie. Esto, unido a su rumbo impredecible, los convierte en un peligro constante para los barcos que navegan por las gélidas aguas de los polos
La parte superior o masa emergente de los icebergs se compone de nieve poco compacta que se va derritiendo rápidamente y que en ocasiones sirve de plataforma para diferentes especies de aves, pingüinos, osos y focas. La parte sumergida, en cambio, es un bloque de hielo duro, compacto y redondeado por la erosión del agua que puede llegar a tocar el fondo marino, arrasando todo a su paso.

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